La Ciudad y su Gente

El paisaje es tranquilo y sereno, como hecho a la medida del hombre. Las colinas ondulan en sosegada sucesión, cubiertas de los infinitos matices del verde y del ocre; redondas y llenas como frutas. Cordial y hospitalaria la ciudad nacida hace mis de cuatro siglos y con una historia pacífica de laboriosa aldea durante mucho tiempo. Impulsada luego hasta alcanzar su propia dimensión del presente, sus ras­gos de urbe moderna, que puede, como en esta oportunidad, reunir pueblos al calor del deporte para un diálogo de tregua.

Los avances urbanísticos no han cambiado en mucho el carácter de la gente, de habla sosegada y justa y que tiene para cada cosa un nombre, que muchas veces es una vieja palabra de lejana historia. Con voz limpia y timbrad; anda pareja la cortesía del antiguo tra­to que dice: "señor" o "usted" aun en la intimidad de charla familiar.

Esta es una tierra musical que hace sonar violines o guitarras o tiples o bandolas para alargar la tristeza dulzona de los bambucos o el sollozo de los valses que vinieron desde el Mediterráneo pero perdiendo, por el viaje y el tiempo, la rapidez y algo de su alegría.

De la vieja ciudad inicial solo quedan los trazos de sus calles centrales y los árboles más vetustos y el aire risueño y fresco de sus mejores días tranquilos.

Cercana a los 250 mil habitantes San Cristóbal posee tres centros de educación superior universitaria y un tecnológico, además de los Institutos de educación primaria y media en donde se forman los niños y jóvenes. También cuenta con centros de formación artística musical y plástica y centros de investigación cultural que fortifican la estatura espiritual de la ciudad, cabecera del Estado Táchira.

Desde la urbe amigable se puede emprender un recorrido hacia cualquier punto cardinal y descubrir los pequeños pueblos que aguardan el viajero en la estrechez de un mínimo valle o en la loma en que cabalgan.

Quienes estén en esta cita deportiva de 1977 podrán encontrar el calor de la hospitalidad en esta ciudad de San Cristóbal que se expresa a veces en una sonrisa, en la atenta disposición a comprender a todos, aun cuando no se entienda el idioma, en la mano que estrecha la del visitante y en la oportuna palabra de bienvenida que se otorga a todos. Esta es la ciudad de la cordialidad, sede de los Mundiales de Ciclismo 1.977y esta es su gente.